Necesitamos energía, mucha o poca nos resulta vital. Su origen condiciona presente y futuro, por razones económicas, sociales y ambientales. Energía insostenible es presente complicado y futuro fallido. 50.000.000.000 € en importaciones anuales, pobreza energética, calentamiento global, petróleo para 50 años, gas 70 y carbón (el más sucio) 120. Lo inteligente es cambiar, dejar los fósiles atrás y descarbonizar la economía.

No es tan complicado, cosas más difíciles hemos hecho. Ideas básicas: electrificar lo más posible todo, incluido el transporte rodado, apostar por el ahorro y la eficiencia y generar el 100 % renovable para una fecha: 2050 como mucho, 2040 como recomendable.

Hasta entonces: cierre inmediato del carbón (triple CO2 que el gas a igualdad de producción eléctrica, no lo necesitamos) y progresivo de nucleares (antiguas, los residuos peligrosos mucho tiempo son una hipoteca para el futuro). Eólica, fotovoltaica y termo solar como fuentes principales. Reserva de producción eléctrica mediante las actuales centrales hidroeléctricas (incluyendo nuevas centrales de bombeo) y plantas de gas de alta o muy alta eficiencia con sistemas de captura de carbono de la combustión. Este CO2 se debe utilizar para alimentar micro algas y producir biocombustibles dirigidos a navegación aérea y marítima principalmente.

Electrificar todo, excepto los usos térmicos que podamos obtener con el sol (agua caliente sanitaria o de usos industriales) o con biocombustibles como el metano (obtenido en plantas de tratamiento de residuos ganaderos, aguas residuales, vertederos de residuos sólidos urbanos) dirigido a centrales de cogeneración de alta eficiencia, gas doméstico (cocinado, calefacción) y transporte público.

Ahorro y eficiencia: invertir en la mejora de todos los consumos, especialmente aislamiento de viviendas. El margen de ahorro supera el 30 % del consumo actual.

Producción renovable: autoconsumo doméstico y empresarial mediante fotovoltaica, mini y micro eólica, biomasa para calefacción, solar térmica para agua caliente y calefacción-refrigeración en instalaciones grandes como centros comerciales. Geotérmica en climatización de edificios y comercio, avance en energías del mar (olas, corrientes, mareas). Valorización de la biomasa forestal y agrícola para usos térmicos y eléctricos. Prioridad en sistemas insulares: arrastran sobrecostes de generación eléctrica por escasa economías de escala y disponen de abundantes recursos eólicos, solares y de energías del mar.

¿La carta a los Reyes? No, es posible hacerlo con visión de futuro y liderazgo para reconducirnos hacia la Economía del Bien Común, porque nuestro país, en lo energético y más allá, es lo más alejado del bien común, ese objetivo que recoge la Constitución en su inicio.

 

Transformar nuestro sistema energético supondrá un esfuerzo económico inicial rentable en un plazo entre inmediato y medio. Beneficios inmediatos: reducción de importaciones y gastos de salud, empleo, mejora de balanza fiscal y exportaciones. A medio plazo: imagen de país como ejemplo, exportación de soluciones tecnológicas (redes inteligentes, electrificación del transporte, nuevas renovables, gestión del metano e integración en red gasística), independencia energética, libertad ante presiones del mercado, reducción del coste de la energía, mejor competitividad empresarial, liderazgo en sistemas de dirección de empresas basadas en la economía del Bien Común.

Las grandes críticas que pueda recibir esta visión son insustanciales, pues no existe otro futuro que el basado en energías limpias. Retrasar su llegada será tiempo, dinero y empleos perdidos. Alemania ha decidido cerrar sus nucleares y apuesta por las renovables (biogás agrícola, autoconsumo, solar térmica, producción distribuida, inyección de hidrogeno de origen renovable en la red de gas). Invierten en investigar porque saben que África, Latinoamérica o buena parte de Asia van a arrancar directamente con la generación local de electricidad basada en renovables. Y será con patentes e ingenierías Made in Germany.

Y nosotros, arrancamos y conseguimos ser líderes mundiales en transformación del sistema eléctrico pero hemos quedado atrás. En mi opinión, liderazgo, búsqueda del bien común, valentía y visión de futuro es lo que necesitamos.

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