No cabe la menor duda que pasar de un estadio evolutivo a otro solo es posible a través de un proceso de madurez que requiere de la confluencia de distintos aspectos como son, entre otros, el inexorable paso del tiempo, la experiencia adquirida, los medios con los que en un momento dado se disponen, así como la evidente voluntad y necesidad de que dicho cambio se produzca.

Desde que Consumur fue creada en diciembre de 2003 –aunque quienes la hicimos posible ya traíamos años de experiencia en éste y en otros ámbitos sociales- teníamos muy claro nuestros objetivos aunque algunos de ellos fueran pensados a largo plazo y, entre otros, se encontraba la edición de una revista especializada en temas de consumo, pero con un carácter eminentemente elitista en cuanto al contenido de la misma, uno de esos caminos necesarios de explorar como asociación, y que hemos considerado que ahora era el momento adecuado para empezar a descubrirlo y a asumir, incluso, los riesgos que ello supone.

Y expreso el término elitista, tratando al mismo tiempo de desmitificar en este caso su utilización negativa y rechazando, por tanto, la arrogancia que pudiera conllevar la exclusión de los temas más cotidianos que afectan a los ciudadanos, pero sí eludiendo un tratamiento banal de los mismos, ya que nos hemos decantado por una revista basada en el método y los principios científicos, realizada por especialistas en los distintos campos objeto de estudio, y sintiéndonos en la responsabilidad de dar instrumentos a los ciudadanos para mejor conocer la realidad desde los distintos ángulos posibles y, para ello, la pluralidad de ideas debe ser el sujeto activo que genere el camino de la dialéctica, una revista que tratará los problemas de los consumidores y usuarios poniendo en cada número una atención especializada sobre un tema seleccionado, tratando de profundizar sobre todo aquello que no se visibiliza pero que constituye el verdadero origen que trata de explicar el porqué de cada cosa que pueda ayudar a tomar partido, o mejores decisiones, en el marco de una sociedad tan compleja y abierta como la nuestra.

Pero tampoco aforemos nuestra capacidad: será suficiente con que se nos considere -por decisión de quienes nos lean, sean pocos o muchos- un eslabón más de los interminables que conforman la cadena de defensa ciudadana ante los inexorables avances de un mercado cada vez más globalizado y unas Administraciones no siempre en sintonía con los intereses del bien común.

Pomerium es el nombre que hemos elegido para esta revista digital y con él buscamos expresar una idea que en su conjunto defina, también, lo que defendemos como asociación y lo que deseamos como ciudadanos.

Con Pomerium nos estamos refiriendo a aquellos espacios que deben ser considerados intocables para que, tanto el entorno en el que vivimos, como quienes formamos parte del mismo, no conlleve su alteración un retroceso en la calidad y vida armónica a la que debemos aspirar, donde han de primar los valores por encima de los aspectos materiales, pero refiriéndome sólo a aquellos que se alían con la ambición y desproporción del cúmulo que genera situaciones de insolidaridad.

El Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible han de suponer un santuario por el que poner todas nuestras mejores intenciones en su preservación presente y futuro.

Es un concepto, el de Pomerium, que también quiere expresar que los derechos de los ciudadanos, como consumidores y usuarios, han de ser fortalecidos, y protegidos por quienes nos gobiernan mediante la aplicación de la legislación existente, y lo han de hacer de forma real, decidida y comprometida.

Y entendíamos que esta revista no debía tener otro arranque que el relacionado con el Cambio Climático por la decisiva importancia e influencia que el mismo ya empieza a tener sobre nuestro planeta, sobre nuestras vidas, sobre las catástrofes naturales que están dando lugar a niveles desproporcionados; en el desarrollo de las industrias, la agricultura, el turismo, el pensamiento y, no cabe la menor duda, que sobre nuestra salud. Y con ello, no queremos aventurar un futuro derrotado, pero sí buscamos contribuir a poner de manifiesto las consecuencias que conllevará, de no atajarse los modelos de producción y el estilo de vida que llevamos, sobre todo, para un porcentaje muy importante de la población mundial, la más frágil y susceptible a los cambios incluso más pequeños.

Todo lo que nos afecta está motivado en parte, por nuestra acción o por nuestra inacción, la que ejercemos las personas a nivel individual. No toda la responsabilidad puede recaer sobre las medidas políticas que los gobiernos quieran aplicar en defensa de los grandes poderes económicos, por ello, nuestras acciones, las que tienen que ver sobre el modo de estar, las que se relacionan con nuestros compromisos o ausencias sociales, toleran y contribuyen también a las consecuencias derivadas de ese posicionamiento.

Al tiempo que nace esta revista, nace el Consejo Ciudadano de los Consumidores y Usuarios de CONSUMUR (PDF), órgano de reflexión, debate y asesoramiento, con capacidad de decisión sobre los temas que le son consultados, y que se constituye en la voz plural y fundamentada de los consumidores y usuarios, que ha de ser reflejo de cómo piensa y se posiciona la ciudadanía en cuantos ámbitos les afectan como tales, prácticamente todos salvo los laborales que se circunscriben al ámbito sindical, y del que se espera una decisiva contribución a consolidar un espacio de influencia empática ante los partidos políticos, sindicatos, instituciones y, sobre todo, con la vocación de crear conciencia social. Es un sueño, una utopía pero no una quimera.

Roberto Barceló Vivancos

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